Según la Iglesia Católica Romana, las mujeres embarazadas o en período de lactancia están exentas de la obligación de abstenerse de comer carne los viernes durante la Cuaresma. Esta dispensa se extiende a las mujeres durante todo el período de embarazo y lactancia, pudiendo comer carne durante este tiempo. La Iglesia reconoce la importancia de una dieta nutritiva tanto para las madres como para los bebés o niños pequeños, y no desea imponer una carga indebida a las mujeres que amamantan.