¿Puede una convulsión de gran mal hacerle perder la cabeza?
Durante una convulsión de gran mal, la persona puede experimentar una pérdida repentina del conocimiento y caer al suelo. Luego pueden experimentar un endurecimiento del cuerpo, seguido de movimientos bruscos de brazos y piernas. La persona también puede emitir gorgoteos o gemidos y perder el control de la vejiga o los intestinos.
Después de la convulsión, la persona puede sentirse confundida, desorientada y agotada. También pueden tener dolor de cabeza, dolor muscular y dificultad para hablar o recordar. Sin embargo, estos síntomas suelen resolverse en unas pocas horas y la persona puede volver a sus actividades normales.
En casos raros, una convulsión de gran mal puede causar complicaciones como neumonía por aspiración, lesiones por caídas o estado epiléptico, que es una convulsión prolongada que no se detiene por sí sola. Estas complicaciones pueden ser graves y requerir tratamiento médico.
Si usted o alguien que conoce está experimentando convulsiones de gran mal, es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico y un plan de tratamiento. Se pueden utilizar medicamentos para controlar las convulsiones y reducir el riesgo de complicaciones. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las personas con epilepsia pueden vivir una vida plena y productiva.