El miedo a nadar se llama acuafobia. Es una fobia específica, que es un miedo intenso a un objeto o situación particular. La acuafobia puede variar desde un miedo leve a estar en el agua hasta un miedo severo que impide que una persona se acerque siquiera al agua. Los síntomas de la acuafobia pueden incluir ansiedad o pánico, sudoración, temblores, aumento del ritmo cardíaco, dificultad para respirar, mareos o desmayos y evitar el agua. La acuafobia puede ser causada por una experiencia traumática en el agua, como casi ahogarse, o puede desarrollarse sin razón aparente. El tratamiento para la acuafobia generalmente implica una terapia de exposición, en la que una persona se expone gradualmente a lo que teme en un ambiente seguro y controlado.