El pronóstico a largo plazo para la mayoría de las personas con agorafobia es generalmente bueno. Con el tratamiento adecuado, incluida la terapia cognitivo-conductual y la terapia de exposición, muchas personas pueden superar sus miedos y experimentar una mejora significativa en su calidad de vida. Algunas personas pueden experimentar síntomas persistentes, pero generalmente son manejables y no interfieren con el funcionamiento diario. El diagnóstico y la intervención tempranos son importantes para lograr un resultado favorable.