¿El aceite de sésamo rancio es malo para usted?

El aceite de sésamo es un aceite de cocina extraído de las semillas de sésamo. Sus compuestos son sensibles a las condiciones externas, y el almacenamiento inadecuado y la vida útil caducada pueden hacer que las moléculas se oxiden o desarrollen rancidez. Es importante que evite la rancidez para preservar el sabor del aceite de sésamo y proteger su salud.

Tipos de aceite de sésamo

Existen varios tipos de aceite de sésamo y tienen diversos grados de vulnerabilidad a la rancidez. El aceite de sésamo sin refinar, que es el tipo menos procesado, contiene la forma más pura de los fitoquímicos de semillas de sésamo que confieren beneficios para la salud. La vulnerabilidad de los compuestos vegetales a los factores ambientales que causan rancidez es relativamente alta. La eliminación de compuestos vegetales del aceite de cocina se llama refinación. Mejora la tolerancia a la temperatura del aceite de sésamo y reduce la probabilidad de rancidez, pero también elimina nutrientes.

Factores que influyen en la rancidez

El almacenamiento de aceite de sésamo protege su integridad más que otros factores. Colocarlo en el refrigerador y mantenerlo durante solo seis meses evita que se vuelva rancio debido al almacenamiento, de acuerdo con la Hoja de datos del Servicio de Extensión de la Universidad Estatal de Ohio "Almacenamiento de alimentos de despensa". Un vaso oscuro o una botella opaca evita que la luz penetre en el aceite y degrade los compuestos.

Signos de rancidez

El aceite rancio sabe y huele ligeramente diferente al aceite fresco, pero no hay una prueba simple disponible para garantizar su frescura . El almacenamiento adecuado y el cumplimiento de las pautas de vida útil son las mejores prácticas a seguir. Si se acerca la fecha de vencimiento y no puede determinar la frescura del aceite de sésamo, deséchelo para evitar efectos potencialmente tóxicos para la salud.

Aceite rancio y salud

El aceite de sésamo fresco proporciona antioxidantes que protegen el cuerpo humano contra toxinas, pero cuando se vuelve rancio, tiene el efecto contrario. Se convierte en una sustancia tóxica que causa daños. Un estudio de ratas realizado por investigadores de la Universidad Kobe-Gakuin en Japón y publicado en el "Journal of Oleo Science" en 2008 mostró que el daño hepático podría ser una consecuencia del consumo de aceites rancios.