Cómo reparar un Seroma
Un seroma es una acumulación de líquido similar a un tumor que se produce en un sitio quirúrgico o después de un trauma. Están formados por una acumulación de linfa, que es un líquido producido por parte de los glóbulos blancos. Son una parte normal del proceso de curación de su cuerpo y se forman pequeños seromas después de todas las incisiones quirúrgicas. Aparecen como bultos llenos de líquido amarillo o blanco, y no son una condición potencialmente mortal por sí mismos. Se convierten en un problema cuando el líquido continúa acumulándose, lo que a menudo produce dolor y amenaza de infección. En este punto, la intervención médica es necesaria. Aunque hay algunas cosas que puede hacer en casa para controlar sus seromas, solo su cirujano o médico pueden sugerir o administrar el tratamiento adecuado. Ningún medicamento trata o cura los seromas; los médicos les permiten resolverlos por sí solos o los drenan.
Mantenga los tubos de drenaje. Después de su cirugía, su médico puede haber instalado un dispositivo de drenaje para su herida. Pídale a su cirujano instrucciones específicas de cuidado e higiene. En general, no duerma del mismo lado que el tubo. Vacíe el desagüe según sea necesario. Mantenga sus manos muy limpias cuando cambie el apósito o manipule el tubo.
Consulte a su cirujano o médico para que le drenen el seroma. Si el seroma se vuelve lo suficientemente grande como para causar dolor o interferir con su estilo de vida, su cirujano puede pedirle que drene. Usando una aguja, el cirujano drenará la mayor cantidad de líquido posible, haciendo que el seroma sea más pequeño. En condiciones extremas, su médico realizará otra cirugía para extraer el seroma.
Haga una cita para ver a su médico lo antes posible si tiene problemas con su seroma. Pueden tardar de un mes a un año en curarse, y no debería tener que vivir con dolor y malestar mientras se recupera. Observe la condición y el tamaño de su seroma y avise a su médico si está creciendo, no reduciendo gradualmente su tamaño, si el líquido comienza a drenar o si hay enrojecimiento, calor y sensibilidad en el sitio. Hablar con su médico lo antes posible ayudará a prevenir complicaciones.
Sepa cuándo buscar atención médica inmediata. Los seromas pueden infectarse y las infecciones graves pueden poner en peligro la vida. Llame al 911 si sus síntomas incluyen pus que drena del seroma, fiebre superior a 101 grados, dolor intenso, ritmo cardíaco rápido o si la herida se abre significativamente. Estos indican una infección grave.