Hipoxia de un recién nacido
En los momentos durante e inmediatamente después del nacimiento, el personal médico de la sala de partos está alerta ante la posibilidad de hipoxia en el recién nacido. Esta condición, causada por la falta de oxígeno en el cerebro, puede ser extremadamente peligrosa para el bebé y requiere una respuesta médica rápida para detectar y prevenir las complicaciones que podrían ocurrir. Una evaluación exhaustiva de los factores de riesgo conocidos antes del nacimiento puede ayudar a los médicos y mujeres embarazadas a prepararse con anticipación para la posibilidad de hipoxia y tomar medidas para prevenirla.
Hipoxia
La hipoxia en un recién nacido implica cualquier condición que reduce el suministro de oxígeno al cerebro. Una causa común es un problema con el sistema respiratorio del bebé que evita que el recién nacido reciba suficiente oxígeno. Si el recién nacido no respira poco después de nacer, la hipoxia puede desarrollarse rápidamente. Un bebé que nace con su cordón umbilical envuelto alrededor de su cuello también puede desarrollar hipoxia como resultado de que el cordón se asfixie por el suministro de sangre al cerebro. En otros casos, un problema médico subyacente causa una hipoxia que se desarrolla más lentamente, y los niveles de oxígeno en la sangre del bebé disminuyen en el transcurso de unas pocas horas o días hasta que la situación es urgente. Si no se trata, la hipoxia puede causar daño cerebral o la muerte.
Soluciones
La hipoxia en un recién nacido se considera una emergencia médica. Después del nacimiento, el médico o la enfermera de la sala de partos evalúa al recién nacido en busca de respuestas típicas, comportamiento y condición física. Si el bebé muestra signos de hipoxia, como coloración anormal o problemas de comportamiento, la respuesta inmediata es intentar restablecer el flujo de oxígeno al cerebro y prevenir cualquier daño cerebral adicional. Esto solo se puede hacer si el motivo de la hipoxia es claro, por lo que el personal médico podría tener que someter al bebé a una serie de pruebas, que incluyen análisis de sangre, ultrasonidos, control de la presión arterial y los latidos del corazón y radiografías para determinar la fuente de el problema para que se pueda corregir lo antes posible.
Prevención
Los bebés que nacen en condiciones que podrían provocar la hipoxia se observan de cerca y se toman medidas preventivas cuando es necesario. Durante el parto, el médico o la partera generalmente revisan el cordón umbilical en busca de signos de nudos o bucles alrededor del cuello y pueden tratar de ajustarlo físicamente cuando el bebé nace para prevenir problemas. Limpiar la vía aérea después del nacimiento es otra forma de prevenir la hipoxia, especialmente si existe la posibilidad de que el bebé inhale meconio, el contenido del tracto digestivo que algunos bebés liberan en su líquido amniótico poco antes del nacimiento. El monitoreo de la frecuencia cardíaca fetal antes del nacimiento también puede ayudar a prevenir la hipoxia, ya que puede indicar la necesidad de una cesárea inmediata.
Outlook
Si el recién nacido recibe tratamiento inmediatamente después del nacimiento y la falta de oxígeno se corrige rápidamente, El bebé puede ser capaz de recuperarse por completo. Cuanto más largo sea el período de tiempo en que el cerebro está sin oxígeno, más complicaciones se producirán. El daño causado por la hipoxia es irreversible, por lo que un bebé que desarrolle daño cerebral de esta manera es probable que experimente efectos de por vida. Las posibles complicaciones incluyen parálisis cerebral, problemas de aprendizaje y retraso mental.
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