Nunca se debe usar agua en lugar de solución salina normal al lavar una herida porque el agua puede causar hemólisis o ruptura de los glóbulos rojos. El agua tiene una concentración de solutos más baja que la sangre y puede hacer que los glóbulos rojos se hinchen y exploten cuando entran en contacto con el agua. Este proceso de ósmosis hace que los glóbulos rojos pierdan su contenido, lo que provoca una fuga de hemoglobina, lo que potencialmente puede provocar graves complicaciones de salud. La hemoglobina normalmente transporta oxígeno por todo el cuerpo, por lo que su fuga de los glóbulos rojos puede provocar una falta de oxígeno en los tejidos y órganos. Además, los restos de los glóbulos rojos hemolizados pueden bloquear los vasos sanguíneos pequeños, perjudicando aún más el flujo sanguíneo y el suministro de oxígeno. El uso de solución salina normal con una concentración similar de solutos a la sangre ayuda a mantener la integridad de los glóbulos rojos, previniendo la hemólisis y asegurando un suministro adecuado de oxígeno al área afectada.