La dopamina no se puede administrar por vía oral porque no se absorbe bien en el tracto gastrointestinal. Además, la dopamina se metaboliza ampliamente en el intestino y la sangre antes de que pueda llegar al cerebro, donde es necesaria para tratar enfermedades como la enfermedad de Parkinson. En cambio, la dopamina generalmente se administra mediante infusión intravenosa, inyección subcutánea o inyección intraventricular para garantizar una administración adecuada al sitio objetivo y lograr el efecto terapéutico deseado.