La acumulación excesiva de colesterol en la bilis puede provocar la formación de cálculos biliares de colesterol. Estos cálculos biliares pueden bloquear los conductos biliares, provocando dolor e inflamación conocidos como colecistitis. También pueden obstruir el flujo de bilis hacia el intestino delgado, perjudicando la digestión y la absorción de grasas. En casos graves, la obstrucción del flujo de bilis puede provocar daño hepático y otras complicaciones.