Sí. Los trastornos alimentarios pueden provocar convulsiones tanto en niños como en adultos, pero son más comunes en las adolescentes. La falta de nutrición en el cerebro puede provocar un desequilibrio electrolítico, que puede tener varios efectos, incluidas convulsiones. Además, el estrés y la ansiedad asociados con la restricción de la ingesta de alimentos o las purgas también aumentan el riesgo de sufrir convulsiones en alguien que ya es propenso a sufrir convulsiones. Finalmente, el nivel bajo de azúcar en sangre (hipoglucemia) es otra causa potencial de convulsiones que pueden ocurrir en personas con trastornos alimentarios graves.