¿Cómo funciona la oximetría de pulso?

La oximetría de pulso es una prueba médica no invasiva que mide la saturación de oxígeno de la sangre de un paciente. Funciona haciendo pasar una luz a través del dedo o el lóbulo de la oreja del paciente y midiendo la cantidad de luz que absorbe la sangre. La cantidad de luz que se absorbe depende de la cantidad de oxígeno en la sangre y, midiendo la cantidad de luz absorbida, se puede calcular la saturación de oxígeno.

El principio básico detrás de la oximetría de pulso es que la sangre oxigenada absorbe más luz roja que la luz infrarroja, mientras que la sangre desoxigenada absorbe más luz infrarroja que la luz roja. Un oxímetro de pulso utiliza dos fuentes de luz, una roja y otra infrarroja, que se iluminan a través del dedo o el lóbulo de la oreja del paciente. La luz que atraviesa el tejido es detectada por un fotodiodo, que la convierte en una señal eléctrica. Esta señal eléctrica luego es procesada por un microprocesador, que calcula la saturación de oxígeno y la muestra en una pantalla.

La oximetría de pulso es un procedimiento muy simple e indoloro que se puede utilizar para medir rápida y fácilmente la saturación de oxígeno de un paciente. A menudo se utiliza en hospitales, clínicas y otros entornos médicos, y también lo pueden utilizar en casa pacientes que padecen determinadas afecciones médicas.