Cuando se experimenta ira se pueden presentar síntomas como aumentos del ritmo cardíaco, presión arterial y adrenalina.

Esa afirmación es cierta. La ira a menudo conduce a manifestaciones físicas como frecuencia cardíaca elevada, presión arterial, aumento de la transpiración, temblores o tensión en los músculos, sensación de enrojecimiento, cambios en el volumen o tono de la voz e incluso náuseas o dolores de cabeza.