¿Cómo afecta el estrés al embarazo?

El estrés, una parte natural de la vida, puede tener diversos impactos en el embarazo. El estrés crónico o severo puede afectar el bienestar físico y emocional tanto de la madre como del bebé en desarrollo. Aquí hay algunas formas en que el estrés puede afectar el embarazo:

1. Mayor riesgo de parto prematuro: El estrés crónico se ha asociado con un mayor riesgo de parto prematuro. La liberación de hormonas del estrés, como el cortisol, puede desencadenar cambios en el cuerpo que provocan contracciones prematuras.

2. Bajo peso al nacer: El estrés durante el embarazo también puede contribuir al bajo peso al nacer. La respuesta al estrés de la madre puede desviar energía y recursos del feto, afectando su crecimiento.

3. Problemas placentarios: El estrés puede provocar un desprendimiento de placenta, una afección en la que la placenta se separa de la pared uterina antes del nacimiento. Esto puede interrumpir el suministro de oxígeno y nutrientes al feto.

4. Hipertensión gestacional y preeclampsia: Los altos niveles de estrés pueden aumentar el riesgo de hipertensión gestacional y preeclampsia, afecciones caracterizadas por presión arterial alta durante el embarazo.

5. Variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal: El estrés puede afectar la variabilidad de la frecuencia cardíaca fetal (FHRV), que es una medida de la variación en la frecuencia cardíaca del feto. La reducción de la FHRV se ha relacionado con el estrés y puede indicar sufrimiento fetal.

6. Angustia emocional: El estrés durante el embarazo puede provocar ansiedad y depresión en la madre. Estas condiciones de salud mental pueden exacerbar aún más el estrés y afectar el bienestar general.

7. Depresión posparto: Las mujeres que experimentan altos niveles de estrés durante el embarazo tienen más probabilidades de desarrollar depresión posparto después del parto.

8. Impacto en el sistema de respuesta al estrés del bebé: El estrés crónico durante el embarazo puede alterar el desarrollo del sistema de respuesta al estrés del bebé, afectando su futura reactividad al estrés.

9. Sistema inmunológico comprometido: El estrés puede suprimir el sistema inmunológico, haciendo que la madre y el bebé sean más susceptibles a infecciones y enfermedades.

10. Reducción de la calidad del sueño materno: El estrés puede alterar los patrones de sueño, provocando insomnio o mala calidad del sueño, lo que puede amplificar aún más los niveles de estrés y fatiga.

11. Cambios en los hábitos alimentarios: El estrés puede provocar hábitos alimentarios poco saludables, como comer en exceso o consumir alimentos ricos en grasas y azúcares, lo que puede afectar la salud de la madre y el aumento de peso durante el embarazo.

Es importante que las mujeres embarazadas controlen el estrés de forma eficaz empleando técnicas de relajación, practicando la atención plena, buscando apoyo de familiares y amigos y realizando actividad física con regularidad (según lo recomiende un proveedor de atención médica). Manejar el estrés durante el embarazo no sólo mejora el bienestar de la madre sino que también contribuye al desarrollo saludable del bebé.