Rehabilitación para una fractura de pelvis

La pelvis se compone de varios huesos conocidos como los huesos del íleon, el isquio y el pubis. Estos huesos crean un anillo que rodea y protege los órganos abdominales, incluidos los intestinos y la vejiga, así como los principales nervios y vasos. Las fracturas pélvicas pueden ocurrir en personas de cualquier edad después de un incidente traumático, como una caída grave o un accidente automovilístico. En pacientes ancianos y en aquellos con huesos frágiles, las fracturas pélvicas también pueden ocurrir después de caídas de menor impacto. La rehabilitación de una fractura pélvica implica primero la estabilización y el control de la lesión. Luego se realinean los huesos y se realiza un programa de terapia física para restablecer la función. Esta es una condición grave y existen varias complicaciones potenciales.

Fijación externa temporal

La pelvis protege muchos órganos abdominales, nervios y vasos sanguíneos. Por lo tanto, con los pacientes que tienen fracturas de pelvis, es común encontrar una lesión grave en los tejidos blandos, los órganos y la neurovasculatura circundantes. Estas lesiones vienen con riesgo de sangrado y daño a los nervios. Mientras que los cirujanos de trauma trabajan para solucionar estos problemas, puede ser necesario un cirujano ortopédico para estabilizar los huesos fracturados. Esto generalmente se logra utilizando un marco externo para mantener temporalmente los huesos en la alineación correcta. Estos marcos están hechos de pasadores de acero que se insertan en el hueso y se unen mediante pinzas y barras.

Reducción y fijación

Un paciente estable luego procederá al tratamiento definitivo de la fractura. Para asegurar la recuperación, los huesos deben volver a colocarse en la alineación correcta. Este proceso se llama reducción. Los pacientes con una fractura que no implique dislocación son candidatos para un tratamiento no quirúrgico con o sin fijación externa para estabilizarlos. Los pacientes que requieren cirugía se someterán a una reducción abierta para manipular directamente el hueso o una reducción cerrada en la cual no se necesita una incisión para manipular el hueso. Una vez que los huesos están en la alineación correcta, el cirujano mantiene el hueso en su lugar utilizando una fijación externa o interna. La fijación interna implica la colocación de estabilizadores como alambres, clavijas, tornillos y placas en el hueso.

Terapia física

Se recomienda a los pacientes que se levanten y se muevan lo antes posible para evitar complicaciones. Los pacientes generalmente permanecen en el hospital para recibir terapia física y ocupacional durante al menos tres a siete días después de la cirugía. Una vez que pueda levantarse y moverse con seguridad con un andador o muletas, será llevado a su hogar, donde continuará realizando terapia física ambulatoria y en el hogar. Su terapeuta aumentará lentamente la cantidad de peso que tiene sobre la pelvis. Avise a su médico y terapeuta sobre cualquier dolor o cambio.

Complicaciones

La fractura pélvica es una afección grave y, por lo tanto, conlleva varios posibles factores de complicación. Se pueden formar coágulos de sangre en las venas de la pelvis y el muslo y viajar al pulmón. Esto se conoce como trombosis venosa profunda y es un peligro de permanecer sedentario durante largos períodos de tiempo. Si el paciente está confinado en la cama por un tiempo prolongado, tiene un mayor riesgo de desarrollar neumonía. Su terapeuta debe proporcionarle ejercicios para ayudar a prevenir estas complicaciones.