Definición de vitaminas biodisponibles
Las vitaminas son sustancias orgánicas que son necesarias para el funcionamiento, desarrollo y crecimiento eficaz de las células. Independientemente de si consume vitaminas de los alimentos o en forma de suplemento, la cantidad de nutriente al que el cuerpo podrá acceder variará según su biodisponibilidad, definida como la medida en que el organismo puede absorber y utilizar los nutrientes. Factores que influyen en la biodisponibilidad
La biodisponibilidad relativa de una vitamina se ve afectada por una variedad de factores que incluyen la mecánica de su digestión y absorción, cómo se distribuye el nutriente a lo largo del torrente sanguíneo y la eficacia con la que ingresa en tejidos específicos del cuerpo y Fluidos.
Otros factores
Ciertos componentes de los alimentos también pueden afectar la biodisponibilidad de las vitaminas. Los compuestos llamados oxalatos, por ejemplo, se unen con el calcio en el tracto digestivo. El cuerpo luego excretará el complejo de oxalato-calcio, limitando la cantidad de calcio que puede ser absorbido y usado en los tejidos corporales.
Medición
Puede estimar la biodisponibilidad ya sea cuantificando la cantidad del nutriente que es se encuentra en los tejidos y líquidos corporales, o al evaluar el crecimiento o la actividad de la enzima que depende de la vitamina en particular. Debido a la complejidad que implica la medición de la biodisponibilidad, los investigadores han comenzado a desarrollar técnicas que permiten realizar estimaciones más precisas de la biodisponibilidad, incluida la cromatografía líquida para diferenciar entre nutrientes individuales y rastrear isótopos de una vitamina particular a medida que se abre camino en todo el cuerpo.
Mejora de la biodisponibilidad
Las vitaminas A, D, E y K son vitaminas solubles en grasa, que requieren grasa para su absorción y se almacenan en las reservas de lípidos del cuerpo. Puede aumentar la biodisponibilidad de estas vitaminas consumiéndolas con grasas dietéticas, como aceites de oliva y de canola, mantequilla de maní o queso. Almacenar alimentos que son sensibles a la luz y al calor en lugares secos y frescos también asegurará que las vitaminas estén disponibles al máximo en el cuerpo.