La mejor dieta para un niño con ansiedad
El trastorno de ansiedad generalizada es una condición de salud mental en la que el individuo pasa mucho tiempo preocupándose y experimenta síntomas físicos, como un corazón acelerado, temblores, dificultad para respirar o sobresaltos. Un niño con ansiedad puede sentirse nervioso por el trabajo escolar, las relaciones con sus compañeros o los peligros ambientales percibidos. Los niños con ansiedad deben recibir atención de salud mental continua. El tratamiento generalmente implica terapia de conversación y puede incluir terapia familiar o medicamentos. En algunos casos, seguir una dieta saludable puede ayudar a reducir los síntomas.
Alimentos para comer
Como todos los niños, un niño ansioso debe comer una dieta nutricionalmente equilibrada que contenga frutas, verduras, productos lácteos, granos integrales y alimentos saludables. Aceites y alimentos ricos en proteínas, como carne, pollo, mariscos y frijoles. El Dr. Daniel K. Hall-Flavin, psiquiatra de la Clínica Mayo, recomienda que las personas ansiosas coman pescado al menos dos veces por semana para mejorar los niveles de ácidos grasos omega-3, que son importantes para la función cerebral saludable. Las buenas opciones de pescado incluyen atún, salmón, caballa y arenque. También sugiere comer proteínas para el desayuno: las buenas opciones incluyen los huevos, la leche, la salchicha magra de pavo y el jamón magro.
Los carbohidratos complejos, como los panes y panecillos integrales, el cereal integral y la avena cocida a fuego lento, pueden reducir niveles de ansiedad. Estos alimentos contienen vitaminas B, necesarias para una transmisión nerviosa saludable, y estimulan la cantidad adecuada de insulina, lo que permite que el triptófano en la sangre llegue al cerebro y aumente los niveles de serotonina. El aumento del nivel de serotonina puede inducir una sensación de calma. Anime a su hijo a beber mucha agua durante todo el día.
Alimentos para evitar o limitar
Los niños ansiosos deben evitar la cafeína, ya que puede empeorar la ansiedad e interferir con el sueño. Limite los carbohidratos simples, como los bocadillos azucarados y los refrescos azucarados. Controle a su hijo para detectar sensibilidades o intolerancias alimentarias, pero discútalas con el médico de su hijo antes de eliminarlas de la dieta.
Comer durante los episodios de ansiedad
Es posible que un niño no quiera comer mientras está ansioso, y presionarlo para que comer puede provocar vómitos más tarde. Ofrezca una bebida fría o un refrigerio ligero, como bayas o galletas de trigo integral, durante la ansiedad aguda. Averigüe si su hijo tiene dificultades para comer en la escuela debido a la ansiedad y pruebe diferentes alimentos si no está comiendo el almuerzo escolar o la comida que le prepara en casa. Un sándwich frío, pudín frío, gelatina o alimentos para comer con los dedos pueden ser bien tolerados en este momento. Si su hijo se queja de dolores de estómago y se niega a comer, busque la guía de un médico.
Consejos para la hora de la comida
Mantenga las comidas agradables y deje en claro que la hora de la comida es un momento para la unión familiar, así como para comer. Vea si su hijo comerá sin ánimo y evite amenazar a su hijo o sobornarlo para que coma. Guarde las conversaciones sobre la ansiedad por un tiempo que no sea cuando el niño está tratando de comer. Pregúntele a su hijo si le gustaría ayudar a seleccionar el menú o preparar la cena familiar.
Problemas de exceso de comida
Ocasionalmente, las hormonas del estrés hacen que el niño coma en exceso. Del mismo modo, un niño puede convertirse en un comedor emocional o comer en exceso por costumbre. Para limitar la ingesta total de calorías, mantenga solo bocadillos saludables en la casa y permita que su hijo consuma frutas o verduras crudas cuando quiera comer entre comidas. Ayude a su hijo a desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables, como hablar sobre sus problemas, practicar deportes o meditar en lugar de depender de los alimentos.