¿La gota afecta el sistema esquelético?

La gota puede afectar el sistema esquelético, particularmente las articulaciones. Es una forma de artritis inflamatoria causada por la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Cuando los niveles de ácido úrico en la sangre aumentan demasiado, los cristales pueden formarse en las articulaciones, lo que provoca dolor, hinchazón e inflamación repentinos y severos.

Con el tiempo, los ataques repetidos de gota pueden dañar las articulaciones y los tejidos circundantes. Los cristales pueden erosionar el cartílago, que es un tejido protector que cubre los extremos de los huesos dentro de las articulaciones. Este daño puede conducir al desarrollo de osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones que causa dolor, rigidez y disminución de la movilidad.

Además, la gota puede afectar los huesos provocando erosión ósea y deformidades óseas. La inflamación crónica asociada con la gota puede provocar la degradación del tejido óseo, debilitando los huesos y haciéndolos más susceptibles a las fracturas. En algunos casos, la gota grave puede provocar destrucción ósea y deformidades de las articulaciones, como tofos, que son grandes depósitos de cristales de ácido úrico que se forman debajo de la piel alrededor de las articulaciones.

Por lo tanto, la gota puede tener efectos importantes en el sistema esquelético, provocando daños en las articulaciones, erosión ósea y deformidades, que pueden provocar dolor crónico y discapacidad. El manejo adecuado de la gota, incluido el control de los niveles de ácido úrico y la reducción de la inflamación, es crucial para prevenir o minimizar el daño a las articulaciones y los huesos.