¿Cómo afectan las culebrillas a la vejiga?
Lo primero que se debe entender acerca de las culebrillas es que no es una enfermedad de la piel sino una enfermedad neurológica que afecta a la piel. La culebrilla es causada por el virus varicela zoster, el mismo virus que causa la varicela. Cuando una persona contrae la varicela, después de que el virus ha seguido su curso, permanece latente en los nervios sensoriales de la piel. En un brote de culebrilla, el virus despierta y viaja a lo largo de los nervios, causando inflamación. La inflamación provoca dolor intenso y erupciones o lesiones en la superficie de la piel. Los sitios más comunes para una infección de culebrilla son la cara, y las culebrillas raras veces aparecen en los brazos y las piernas. Si bien la culebrilla suele atacar los nervios sensoriales de la piel, puede atacar a otros nervios, incluidos los nervios que controlan los músculos de la expresión facial y la vejiga.
Control nervioso de la vejiga
La vejiga urinaria es una Bolsa muscular que recoge la orina hasta que está lista para ser extraída del cuerpo. En un sistema urinario saludable, hay una serie de músculos y nervios sensoriales que indican al cerebro cuando la vejiga está llena. Estos mismos músculos también envían señales sensoriales que nos hacen conscientes de la necesidad de eliminación. También hay músculos voluntarios que nos permiten continuar conteniendo la orina hasta que sea conveniente eliminarla. Todos estos nervios y músculos trabajan juntos para permitirnos orinar en el lugar correcto, en el momento adecuado. En un sistema urinario neurológicamente comprometido, las señales no se transmiten correctamente, lo que conduce a una disfunción de la vejiga.
La culebrilla y la vejiga
Cuando un nervio está irritado, al igual que con una infección de culebrilla, se inflama, lo que afecta la Función del nervio y todas las estructuras unidas al nervio. En algunos casos, los nervios se vuelven hiperactivos y sobreestimulan la estructura. En el caso del músculo detrusor, que controla la contracción y el vaciado de la vejiga, la sobreestimulación dará como resultado una micción frecuente (frecuencia urinaria), una necesidad repentina de orinar (urgencia urinaria) y una fuga asociada con la urgencia (incontinencia de urgencia): todos los síntomas de una vejiga hiperactiva. En otros casos, la inflamación de los nervios puede interrumpir la transmisión de la señal, impidiendo que la estructura funcione correctamente. Si la inflamación interrumpe la transmisión a los músculos del esfínter, es posible que los músculos ya no se contraigan por completo, lo que provoca una fuga de orina. O bien, es posible que los músculos no se relajen completamente, lo que ocasiona dificultad para orinar. Si la inflamación interrumpe las señales hacia, o desde, el cerebro, la vejiga puede retener la orina, lo que provoca incontinencia por rebosamiento, infección e incluso daño renal.