Trastornos que causan un olor dulce en el cuerpo
Hay una serie de trastornos metabólicos que pueden causar un olor a fruta en la respiración, un olor dulce en la piel o un olor dulce en la orina. Estos trastornos son tratables, aunque algunos pueden ser signos de problemas subyacentes más profundos.
Enfermedad de la orina con jarabe de arce
La enfermedad de la orina con jarabe de arce (MSUD, por sus siglas en inglés) es un trastorno metabólico que se hereda genéticamente. Provoca una incapacidad para que el cuerpo descomponga los aminoácidos valina, leucina e isoleucina. Esto provoca una acumulación de niveles nocivos de estas sustancias en la sangre. Los síntomas incluyen pérdida de apetito, letargo, vómitos, orina que huele a jarabe de arce, convulsiones y coma. El tratamiento consiste en una dieta libre de proteínas, ingesta intravenosa de azúcares, grasas y líquidos. La hemodiálisis también se puede usar como un medio para reducir el nivel de aminoácidos.
Acidosis láctica
La acidosis láctica es la causa cuando el nivel de ácido láctico en el torrente sanguíneo aumenta más rápido de lo que puede eliminarse. Los síntomas incluyen náuseas y debilidad, y un olor dulce y afrutado en el aliento o la piel. El tratamiento se enfoca en enmendar las causas subyacentes del trastorno. Los análisis de sangre son necesarios para verificar los niveles de electrolitos. La causa más común de la acidosis láctica es el ejercicio intenso y prolongado, esto se debe al hecho de que los niveles de ácido láctico aumentan a medida que disminuyen los niveles de oxígeno. También puede ser causada por SIDA, cáncer, insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal y sepsis.
Cetoacidosis diabética
La cetoacidosis diabética es una complicación de la diabetes. Ocurre cuando no hay suficiente azúcar en el cuerpo para ser utilizado como una fuente de combustible y en su lugar se usa grasa. Las cetonas, subproductos de la descomposición de la grasa, comienzan a acumularse en el cuerpo con efectos negativos. Los síntomas incluyen debilidad, sed frecuente, micción frecuente, fatiga, pérdida de aliento, náuseas, vómitos y un olor dulce o afrutado en la respiración o la piel. El tratamiento implica aumentar la dosis de insulina y reemplazar los líquidos perdidos.