Etapas finales de la demencia
Las etapas finales de la demencia, como se ejemplifica en las personas con Alzheimer, marcan un período de transición difícil en el proceso de la enfermedad cuando los individuos han perdido virtualmente todas las facultades intelectuales y muestran signos crecientes de labilidad emocional. En cama, los pacientes con demencia avanzada ya no pueden cuidar de sí mismos. Apenas se comunican (utilizan frases cortas, murmullos o gestos al hacerlo) y pierden la conciencia personal. Los cuidadores familiares pueden encontrar el período particularmente gravoso. En un estudio publicado en el "British Medical Journal", los investigadores del University College de Londres encontraron que más de la mitad de los que cuidaban a un familiar con demencia admitían haber abusado verbalmente de ellos.
Deterioro mental
Según la Asociación de Alzheimer, la demencia se divide en siete etapas, comúnmente observadas. En los últimos pocos pacientes, los pacientes muestran profundas deficiencias en la memoria a corto y largo plazo, en la medida en que no pueden reconstruir su propia historia personal o reconocer caras y objetos familiares. Disminuyen las habilidades del habla y del lenguaje coherentes. Además, los cambios de personalidad comienzan a afianzarse. Las personas con demencia avanzada pueden experimentar una depresión implacable, tener alucinaciones (es decir, ver, oír u oler cosas que realmente no están presentes) o tener delirios paranoicos, creyendo, por ejemplo, que su cónyuge tiene una aventura con un asilo o un asistente de cuidados paliativos. En última instancia, la identidad personal se desperdicia.
Deterioro físico
En las etapas más avanzadas de la demencia, las personas pierden movilidad y pasan la mayor parte del tiempo en una silla de ruedas o debajo de la cama. No pueden realizar actividades diarias esenciales, como bañarse (y mucho menos sentarse de forma independiente), y requieren asistencia continua por parte de los cuidadores. Debido a la existencia estacionaria de los pacientes, a menudo aparece una rigidez física extrema, junto con la aparición de contracturas, deformidades en los codos, muñecas y dedos, que hacen que la mano se doble sobre sí misma como un gancho. También podrían surgir más reflejos infantiles de "agarre" y "succión". La mayoría de las personas con demencia avanzada tendrán problemas para comer, en algunos casos, olvidándose de tragar alimentos y ahogarse. La pérdida de peso ocurre, con la piel alrededor de los labios especialmente delgada. A pesar de que los pacientes con demencia corren el riesgo de padecer enfermedades de rutina, como las enfermedades cardíacas y el cáncer, la causa más frecuente de muerte es la neumonía por asfixia.
Atención al final de la vida
En una estudio publicado en el "New England Journal of Medicine", la Dra. Susan Mitchell y sus colegas de la Escuela de Medicina de Harvard sugieren que la demencia en etapa final también representa una enfermedad terminal, que requiere cuidados paliativos diseñados para no tratar a los pacientes, pero para hacerlos sentir cómodos Como sea posible hasta el final de la vida. Como tal, ya sea en el hogar, en un centro de enfermería o en un centro de cuidados paliativos, las personas que han ingresado en un estado vegetativo necesitan un monitoreo cercano para detectar el dolor y los cambios de comportamiento sutiles que podrían indicar necesidades no satisfechas. Idealmente, las decisiones sobre el tratamiento al final de la vida deben reflejar los deseos previos del paciente.