En general, se recomienda no comprar camas solares usadas. Las camas de bronceado usadas pueden ser peligrosas, ya que es posible que no hayan recibido el mantenimiento adecuado y que no cumplan con los estándares de seguridad. Además, las camas de bronceado usadas pueden ser difíciles de limpiar y pueden contener bacterias dañinas.