La nicotina, un alcaloide incoloro y adictivo que se encuentra en las plantas de tabaco, actúa principalmente como estimulante en el cuerpo y afecta el sistema nervioso y el cerebro. Si bien no produce energía directamente como lo hacen algunos nutrientes o fuentes de combustible, puede provocar una elevación de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Estas respuestas fisiológicas pueden crear una percepción de mayor estado de alerta y energía, pero la nicotina en sí no es una fuente de energía directa para el cuerpo.