Dieta para controlar la enfermedad del hígado graso
La enfermedad del hígado graso, la acumulación de exceso de grasa en su hígado, se refiere a un grupo de afecciones que pueden no dañar el hígado inicialmente pero pueden progresar a cicatrización hepática grave y cirrosis. Su hígado realiza la función metabólica esencial de la filtración y la desintoxicación de cualquier sustancia que coma, beba, respire o absorba. La enfermedad del hígado graso puede impedir esta función, pero los cambios en la dieta pueden ayudarlo a controlar la enfermedad del hígado graso y potencialmente revertir o inhibir un daño mayor.
About Fatty Liver
La enfermedad del hígado graso puede tomar una de tres formas; esteatosis, un hígado graso sin inflamación; esteatohepatitis, un hígado cicatrizado e inflamado asociado con el consumo de alcohol; y la esteatohepatitis no alcohólica, o NASH, un hígado cicatrizado e inflamado no relacionado con el consumo de alcohol. La esteatosis, también conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico, o NAFLD, es más común y, cuando no se trata, puede llevar a NASH, que es grave e irreversible. NAFLD no se presenta inicialmente con síntomas, pero el dolor abdominal o la fatiga pueden aparecer con el tiempo a medida que la grasa se acumula en el hígado. El sobrepeso o la obesidad, el alcoholismo y la diabetes no controlada pueden contribuir al desarrollo del hígado graso. El tratamiento depende de los factores causales, pero generalmente incluye cambios en la dieta para limitar la cantidad de grasa extra que ingresa al hígado, control de peso, abstinencia de alcohol y control de condiciones de salud.
Límite de grasa y colesterol
Suministro de alimentos de origen animal Contiene proteínas para mantener tejidos y grasas saludables para el almacenamiento de energía y la absorción de nutrientes. El consumo excesivo de alimentos con alto contenido de grasas saturadas y colesterol puede complicar el hígado graso causando la progresión de la enfermedad. Reemplace la carne roja grasosa y los productos lácteos enteros con dos porciones de pescado por semana, pollo al horno y productos lácteos bajos en grasa. Evite los alimentos fritos, lea las etiquetas de nutrición para el contenido de grasas saturadas y, si debe comer carne roja, limite el consumo unas cuantas veces al mes en lugar de semanalmente. Consulte a su equipo de atención médica las recomendaciones exactas de grasa, colesterol y proteínas diarias según su condición específica.
Frutas, verduras y granos
Los alimentos que contienen carbohidratos son su principal fuente de energía calórica y también le brindan con vitaminas, minerales y fibra necesarios para controlar el daño hepático adicional. Un hígado dañado tiene dificultad para convertir la energía almacenada en forma de glucógeno de los carbohidratos; por lo tanto, es posible que necesite una cantidad específica de porciones diarias para obtener un suministro de energía adecuado. Elija frutas frescas como albaricoques y cítricos; verduras crudas o cocidas al vapor, incluyendo verduras, brócoli o espárragos; y granos integrales como el trigo o productos de salvado. Consulte a su médico para obtener recomendaciones sobre la base de su condición de hígado graso.
Consejos dietéticos adicionales
Limite el consumo de sodio para prevenir la acumulación de líquido abdominal y la presión arterial alta, señala la National Liver Foundation. Abstenerse del consumo de alcohol, que progresa aún más el daño de la enfermedad hepática. Consulte con su médico antes de tomar cualquier medicamento de venta libre, como el paracetamol, que puede dañar su hígado. Consuma porciones pequeñas de comida con frecuencia durante el día para combatir la fatiga asociada con el hígado graso. Limite los bocadillos chatarra con azúcar, sodio y grasa agregados. Consulte a su médico para hablar sobre opciones seguras para perder peso y el uso de suplementos vitamínicos.