Desarrollo de la primera infancia y disciplina infantil
Durante los años de preescolar y preescolar, los niños experimentan un rápido aumento de la curiosidad y la agilidad física. Debido a que son incapaces de comprender las consecuencias de sus acciones impulsadas por la curiosidad, los niños pequeños pueden ser difíciles de disciplinar. El experto en crianza, el Dr. William Sears, señala que la estructura y la comunicación son fundamentales para facilitar una técnica de disciplina saludable. Los padres y cuidadores pueden habilitar un entorno seguro y estructurado al mismo tiempo que preservan el bienestar emocional e intelectual de un niño.
Técnicas
En las culturas occidentales, las formas más comunes de disciplina involucran sistemas de castigos y recompensas. La Academia Americana de Pediatría recomienda cuatro formas básicas de castigo para los niños pequeños: tiempo de espera, retención de privilegios, consecuencias lógicas y consecuencias naturales. La AAP indica que, durante la primera infancia, los castigos deben administrarse inmediatamente para que los niños puedan relacionar las malas conductas y sus consecuencias. Sin embargo, algunos expertos en crianza de los hijos, incluidos Alfie Kohn y Barbara Coloroso, creen que los castigos y las recompensas son técnicas de disciplina ineficaces; sostienen que estos sistemas no promueven el buen comportamiento.
Función
Las técnicas de disciplina apropiadas son aspectos esenciales del desarrollo de la primera infancia porque proporcionan a los niños estructura y limitaciones. La disciplina de la primera infancia ayuda a prevenir accidentes y peligros de seguridad; también les permite a los niños entender que sus acciones tienen consecuencias. Los niños pequeños tienen un fuerte deseo natural de explorar el mundo que los rodea y establecer los límites de un comportamiento aceptable. Los niños anhelan la estructura y requieren la guía de sus cuidadores para que puedan entender y reconocer los límites del comportamiento.
Controversias
Las técnicas de castigo corporal, incluidos los azotes, son métodos populares para disciplinar a los niños pequeños. Sin embargo, organizaciones de expertos, como la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Americana de Psicología, recomiendan esta práctica. Los azotes son perjudiciales para el desarrollo emocional de un niño, especialmente cuando se administran a una edad temprana. La Asociación Americana de Psicología declara que el castigo corporal es inefectivo y emocionalmente traumático; alienta a los niños a usar la agresión y la fuerza física para controlar a los demás. Estas organizaciones también señalan que ningún estudio ha demostrado que las nalgadas alteran de manera efectiva el comportamiento de un niño.
Expert Insight
El término "disciplina" a menudo se usa como sinónimo de "castigo", pero las técnicas de disciplina no implican necesariamente sistemas De castigo y recompensa. Los expertos en desarrollo infantil Alfie Kohn y Barbara Coloroso sostienen que los castigos y las recompensas son manipuladores y contraproducentes; ningún estudio ha demostrado de manera concluyente que estas técnicas comunes realmente faciliten el comportamiento positivo. Kohn y Coloroso argumentan que la comunicación, no los sobornos y las amenazas, son útiles para habilitar proactivamente el comportamiento positivo en los niños. El Dr. William Sears también se opone a las técnicas de disciplina manipuladora: "No es lo que estamos haciendo con nuestros hijos, es lo que estamos haciendo por ellos y con ellos, y lo que ellos están haciendo por sí mismos".
Consideraciones
Ninguna técnica de disciplina funciona universalmente. Algunos niños pueden prosperar en un entorno muy flexible, mientras que otros pueden necesitar la seguridad de una rutina estricta. Los niños con necesidades especiales a menudo requieren técnicas de disciplina especializadas si un retraso en el lenguaje o un trastorno psicológico dificulta la eficacia de los métodos de disciplina. Los cuidadores deben consultar a un pediatra o experto en desarrollo infantil con respecto a la seguridad y eficacia de las técnicas de disciplina comunes. Un especialista puede proporcionarle consejos adaptados a las necesidades de cada niño.